El esfuerzo y la
excelencia valen oro
El logro de un título académico universitario muestra voluntad y la capacidad para concluir un ciclo durante el cual se acumulan conocimientos y habilidades. Es un proceso que exige disciplina, constancia y compromiso.
Llegar a una meta tras años de esfuerzo permite hacer un balance y resignificar todo lo vivido. Este proceso significó elegir una carrera, adquirir herramientas de estudio y consolidar un núcleo de compañeros. También fue necesario el apoyo familiar para superar con éxito los exámenes y, al mismo tiempo, desarrollar las primeras habilidades para construir una carrera profesional.
Si al título académico se llegó tras obtener resultados sobresalientes, queda claro que existe un sujeto social dispuesto a trabajar y a esforzarse cuando se trata de obtener resultados. Que para conseguir sus objetivos debió aplicar metodologías eficientes, mantener una constancia y contar con una actitud proactiva y responsable. Oro en polvo para cualquier reclutador de talentos.
Es cierto que los puntajes obtenidos en los exámenes a lo largo de una carrera no definen todo. La actividad laboral que se inicia requiere de otras habilidades que deberán ser asimiladas, puestas en juego y resueltas con niveles de exigencia inéditos. Pero un promedio casi ideal pone sobre la mesa atributos valiosos para cualquier grupo humano.
La irrupción de las nuevas tecnologías alcanzan niveles inéditos de aceleración e imponen desafíos impensados hasta hace poco tiempo a las nuevas generaciones de recursos humanos. Se redefine el mundo laboral, los esquemas de trabajo y las tomas de decisiones.
Los Mejores Promedios Universitarios, que se exponen en esta publicación, tienen una gran tarea por delante, pero se encuentran muy bien pertrechados porque pudieron concretar sus sueños con pasión y entrega.
OPINIÓN
Por Gabriel González
Director periodístico
de Punto biz