Cortocircuito
con Milei y un hasta luego para la obra pública
Las tensiones políticas previa a las elecciones nacionales de octubre metieron la cola en las estrategias de financiamiento del gobierno santafesino, destinadas sobre todo a sostener la obra pública, uno de los puntales de la gestión del gobernador Maximiliano Pullaro que contrasta con el ajuste del gobierno de Javier Milei, mucho más urgido por la necesidad de ajustar el gasto público.
La provincia aspiraba a obtener financiamiento externo por unos u$s 1.100 M, pero para hacerlo necesitaba el aval del ministerio de Economía de la Nación.
Una ventana posible era hacerlo antes de las vacaciones boreales –tal como hizo Córdoba–, pero allá por el mes de junio la cuerda con el gobierno de Milei se empezó a tensar. Fracasaron los arreglos que se estaban gestando para transferir obra pública y no hubo acercamientos en torno a la fórmula para cancelar la deuda histórica nacional judicializada. Luego, Pullaro se sumó al grupo de gobernadores que quitaron el apoyo legislativo y con eso se terminó de pudrir la relación, al menos hasta después de las elecciones. Los desacuerdos contribuyeron a meter ruido en el mercado, y el escenario de tasas internacionales para financiar a la Argentina entró en una zona de mayor oscuridad. Pullaro deberá ponerle un freno a su plan de obras, mientras que Milei lidia con las amenazas de poner en cortocircuito su plan económico. Después de las elecciones, quizás vuelva a ser la hora de barajar y dar de nuevo.
DATO CLAVE
La guerra por la obra pública se juega con todos los medios de lucha.